sábado, 29 de noviembre de 2014

Final del curso

El pasado 24 de noviembre tuvimos el examen final del curso agosto 2014 - enero 2015.

Fue un buen curso, con excelentes estudiantes.

Tendremos vacaciones, volveremos hasta el próximo año en febrero.

martes, 21 de octubre de 2014

Franz Kafka


El día de ayer hubo examen de lectura de La metamorfosis del escritor checo Franz Kafka, nacido en Praga durante el Imperio Austrohúngaro.

Nuestra próxima lectura es “Expediente”, del escritor húngaro Imre Kertész, en el libro: Imre Kertész y Péter Esterhásy, Una historia: dos relatos (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2005).

Veremos también la película Sin destino, basada en la novela homónima del Nobel, Imre Kertész.

martes, 7 de octubre de 2014

Herramientas de análisis

Iniciamos ayer el estudio de algunos conceptos de la teoría literaria, herramientas que los estudiantes tendrán para adentrarse en un análisis más profundo, y no intuitivo, de las obras.

Tuvimos una clase amena e interesante.

jueves, 2 de octubre de 2014

Las grullas blancas

En todas las guerras mueren soldados, personas inocentes, niños, de todos los involucrados en ellas. Nadie gana, todos pierden ante estos terribles conflictos.

Esta canción es sobre los soldados rusos que cayeron en la guerra contra los soldados nazis en la Segunda Guerra Mundial, pero que regresaron a su tierra natal transformados en bandadas de grullas blancas. La letra es del poeta ruso Rasul Gamzátov (1923-2003). La canción conmovió a millones de soviéticos y sigue conmoviendo a los rusos por todo lo que significa.

Abajo del video hay una explicación amplia al respecto. Aquí la canción con subtítulos en castellano, no es muy buena pero se comprende bien: Las grullas blancas.

martes, 30 de septiembre de 2014

Mendel el de los libros, Stefan Zweig

Terminamos con las exposiciones de los estudiantes, estuvieron muy interesantes.

Ayer tuvimos examen de lectura de la nouvelle, Mendel el de los libros de Stefan Zweig.

Hemos empezado a estudiar el contexto biográfico y literario del escritor checo Franz Kafka, nacido durante el Imperio Austrohúngaro. Se leerá su novela La metamorfosis.
 

lunes, 1 de septiembre de 2014

Hungría, 1956

Hoy, al recorrer en clase la historia de Austria y Hungría, hicimos hincapié en la Revolución húngara de 1956, recordando que el escritor Tibor Dery fue condenado a prisión por oponerse al realismo socialista comunista. El ajuste de cuentas, lo escribe en 1961.



En 1956 tiene lugar la Revolución Húngara, este acontecimiento conmueve profundamente al escritor húngaro Sándor Márai, y escribe su poema Ángel del cielo (el título del poema son las primeras palabras de la famosa canción que la gente canta cuando enciende las velas del árbol de Navidad). Este es el poema:

Ángel del cielo (Mennyből az angyal)

Ángel del cielo, vé de prisa a Budapest frío y tiznado. Allí donde entre tanques rusos las campanas se silenciaron. Donde la Navidad no brilla, ni hay dorado sobre los árboles. Sólo hambre, hielo, escalofrío. Dilo de modo que comprendan en voz alta desde la noche: el milagro anúnciales, Ángel.

Haz susurrar veloz tus alas, vuela a prisa que ellos te esperan. No les vayas a hablar del mundo donde ahora hay velas prendidas, tibias casas y mesas puestas, cura y sermón de frases bellas, papel crujiente de regalos, palabras sabias, deseos buenos, y en el árbol brillan centellas. Háblales, Ángel, del milagro.

Diles del milagro del mundo: el árbol de un pueblo que sufre en la Noche de Paz ha ardido, y ahora muchos se persignan, lo miran las gentes del mundo, unos comprenden y otros no, les queda grande y cabecean, rezan o miran espantados. En el árbol no cuelgan dulces, sino Hungría, Cristo de pueblos.

Y ante ella hay muchos que pasan: el soldado que hirió su pecho, el fariseo que la vendiera, el que la negó las tres veces, el que se ha lavado las manos, el que al darla en treinta monedas la humilló, la golpeó, la hiriera: y comió de su cuerpo y sangre muchos, lelos, paran a verla, pero a hablar no se atreve nadie. Tampoco ella habla ya ni acusa. Como Cristo de la cruz mira. Qué árbol de Navidad tan raro que trajera el Ángel o el Diablo. Y quienes se juegan su manto, no saben lo que están haciendo, sólo huelen, gimen, sospechan el gran secreto de esta noche, pues está en este extraño árbol el pueblo húngaro colgado.

Y comenta el mundo el milagro, los curas hablan de coraje, un estadista da el responso. El Santo Padre lo bendice. Y los pueblos de toda especie preguntan a qué todo esto. ¿Por qué no se ha acabado Hungría cómo ellos lo demandaban? ¿Por qué se partió en dos el cielo, cuando un pueblo dijo: Ya basta?

Tantos hay que no entienden esto. ¿Qué creció aquí como un océano? ¿Por qué tembló el orden del mundo? Gritó un pueblo, y luego el silencio. ¿Qué pasó? se preguntan muchos. ¿Quién dio esta ley de sangre y huesos? Y otros más preguntan, preguntan, balbuceando pues no comprenden, los que han sido sus herederos. ¿La libertad es tan preciosa?

Ángel del cielo, da la nueva: siempre dará vida la sangre. Ellos antes ya se encontraron (El pastor, el asno y el Niño) en las pajas, junto al pesebre, al partir la vida a un viviente, ellos cuidan hoy del Milagro, montando guardia con su aliento: arde una estrella, brota el alba. Díselos todo, Ángel del cielo.

Sándor Márai, Nueva York, 1956

Fuente: Cecilia Gianelli

martes, 19 de agosto de 2014

Tibor Déry

El 4 de agosto comenzamos las clases de este semestre (agosto 2014 - Enero 2015). Hemos iniciado el recorrido de los antecedentes históricos de Hungría y Austria.

El próximo lunes 25 de agosto, tendremos nuestro primer examen de lectura: los cuentos del escritor húngaro Tibor Déry, en su libro El ajuste de cuentas, Trad. Sergio Pitol (México: Universidad Veracruzana, 2007).

martes, 12 de agosto de 2014

domingo, 10 de agosto de 2014

Diarios, Imre Kertész

16 de julio de 2013
El País

Sentado junto a la ventanilla del tren se me ha aparecido la imagen de la construcción de la nueva Europa que nace bajo el signo de la competencia con Estados Unidos y que, más allá del sistema monetario y de la subsistencia económica, no posee ninguna coherencia cultural; es más, la cultura es perseguida a la manera estadounidense, para triturar a los hombres y convertirlos en amebas carentes de toda sustancia, en masa obediente susceptible de ser teledirigida por ordenadores y como ordenadores. En este sentido —y ahora empiezo a verlo con más claridad— tengo, en efecto, algo que decir cuando insto a vivir espiritualmente Auschwitz —que es un trauma negativo, pero el único verdadero— y a construir un edificio ético a partir de ahí; al fin y al cabo tiene que haber una gran experiencia común cuya enorme ignominia precipite a los hombres a una comunión, a una comunión cultural, y los llene de un recuerdo nebuloso al que puedan oponerse, y esta oposición les proporcionará el trabajo moral necesario para la elevación o, como mínimo, para la conservación.

Imre Kértész, Premio Nobel de literatura 2002.

lunes, 7 de julio de 2014

Un Habsburgo en México

 

Maximiliano de Habsburgo, Emperador de México, Archiduque de Austria y Príncipe de Hungría y Bohemia. En la fotografía: Maximiliano y Carlota y familia: Sophie, Franz Joseph con Elizabeth de Baviera (Sissi), Rudolf y Gisela (hijos de Sissi y Franz Joseph), Karl Ludwig, Ludwig Viktor.


 
Maximiliano de Habsburgo y sus hermanos: Karl Ludwig, Ludwig Viktor, Franz Josef. Hijos de la Archiduquesa Sofía de Baviera (hermana de la madre de Sissi).

Segundo Imperio Mexicano.

miércoles, 4 de junio de 2014

Final del curso

El pasado 2 de junio tuvimos el examen final del curso con base en la lectura de Liquidación del Nobel húngaro, Imre Kertész.

“Keserü trabaja en una editorial y ha recogido los papeles póstumos de B., su amigo escritor, que se ha suicidado. Busca entre ellos una novela inédita y se embarca sin esperarlo en la revisión de su propia vida. Es entonces cuando comienza a desvelarse también la historia detrás del escritor: su pasado en Auschwitz, sus historias de amor, sus obras inacabadas y la influencia que tuvieron sobre él los cambios políticos de finales de los ochenta”.

martes, 13 de mayo de 2014

Exposiciones

Estamos en el camino final del curso. Los estudiantes han realizado muy buenas exposiciones sobre los temas asignados.

El próximo 2 de junio será el examen final.

martes, 11 de marzo de 2014

Lecturas

Iniciamos el nuevo curso el 10 de febrero.

Hemos visto hasta ahora un poco de historia para contextualizar nuestras lecturas y ayer, después de días de asueto, tuvimos nuestro primer examen de lectura: El libro de cuentos El tormento de los saquitos de cuero, de Heimito Von Doderer.

Nuestra próxima lectura es para el 7 de abril, leeremos la novela El último encuentro, de Sándor Márai


sábado, 1 de marzo de 2014

El húngaro

El húngaro es el único idioma que el diablo respeta
Gustavo Patiño
El Malpensante
Diciembre, 2007

La frase que da título a esta nota la dice Chico Buarque en su novela Budapest, y yo, como José Costa, su protagonista, así lo creo. Durante largas semanas en el país más plano de Europa mi duro oído se ha tratado de acostumbrar a las interminables palabras del húngaro, a sus ásperas kas y ches, a sus abundantes sobreesdrújulas y a las 14 vocales (sí, 14), 31 consonantes (entre sencillas, dobles y combinadas) y 4 tipos de tilde.

Un amigo coincidió en una reunión con una búlgara, y ella le comentó que alguna vez le preguntaron si el búlgaro era aquel «idioma imposible». Ella, con total seguridad, dijo: «No, es el húngaro».

Pero ¿cuál es el problema con este idioma? Todo comienza con que el endemoniado húngaro no es de raíz indoeuropea, la antiquísima lengua madre que dio origen a más de 80 idiomas, entre ellos el latín –con sus nueve hijos– y el germánico, de donde provienen, entre otros, el inglés, el sueco, el danés y, claro, el alemán y hasta el islandés. A los húngaros les dio por hablar un idioma de base urálica, de la que sólo quedan tres lenguas: el húngaro, el estonio y el finés (o finlandés), que vienen siendo primos tan lejanos como el español y el rumano. Siendo así, uno prácticamente no reconoce ni una sola palabra, ni hablada ni escrita.

A esto vamos a añadirle que es un idioma aglutinante, es decir, va pegando letras y sílabas al final de las palabras para indicar lo mismo que en otras lenguas se hace con preposiciones y hasta con frases. Si quiero decir «en nuestra universidad», empiezo por la sustancia (egyetem), le agrego el posesivo (nk), aderezo con una vocal (ü) que permita «apoyar la lengua», como dijo mi profesora, y remato con la preposición (ön), todo en el mismo bocado: egyetemünkön.

Pero resulta que esas letras que se van pegando no sólo dependen de lo que uno quiera decir, sino también de las vocales que hay dentro de la palabra, porque para los herederos del rey san Esteban es de mal gusto combinar la a con la i o la e con la o, y como tienen 14 vocales, pues hay de dónde escoger. Entonces, realmente los sufijos se triplican, aunque signifiquen lo mismo: la k al final indica plural y debe ir precedida de la vocal «justa y armónica»; así «hermano» es testvér y «hermanos» es testvérek, «casa» es ház, pero su plural no es házek, sino házak, porque en el singular hay una a, y «médico» es orvos, con su plural orvosok.

Ahí no para la cosa, el húngaro ¡conjuga los infinitivos! ¿Acaso el infinitivo no es precisamente el verbo sin conjugar? Pues en húngaro no. Mejor dicho, en español usamos el mismo infinitivo sin importar la persona, ni el número, ni el tiempo de los otros verbos: «tengo que estudiar», «vas a estudiar», «ella quería estudiar», etc. Pero en húngaro cada persona tiene su propio infinitivo (egoístas ad infinitum): «estudiar» se dirá tanulnom en primera persona, tanulnod en segunda y tanulnia en tercera del singular.

Y encima, cuando ya no es el infinitivo sino el verbo conjugado («compro», «compras», «compraremos»), el húngaro también tiene sus propias formas que, como decía, no dependen sólo de «yo», «tú», «nosotros», sino también de las vocales que tenga el verbo y, además –por que hay más– dependen de si lo que viene es un objeto definido o indefinido, pues a los «llaneros de Europa» les gusta anunciar con la debida anticipación si van a ser precisos o imprecisos.

Igualmente, los orgullosos descendientes de Atila –dicen que fue enterrado en el lecho del río Tisza– se preocupan de si el que habla y el que escucha están solos o acompañados: no es lo mismo decir «adiós» si me despido de una persona (szia), que si me despido de una pareja o de un grupo (sziasztok), y no es lo mismo dar las gracias si estoy solo (köszönöm) que si otra persona me acompaña (köszönjük), aunque a ella no le hayan hecho el favor...

Pero la lengua de Márai y de Kertész tiene al menos dos ventajas: en términos generales, se pronuncia tal como se escribe (el gran lío del inglés) y todas las palabras se acentúan en la primera sílaba, lo que soluciona el problemita de las tildes que tenemos en español. Así, los símbolos sobre las vocales no indican dónde va el acento, sino el sonido.

Pero si eso está a su favor, lo que va en contra son sus ¡45 letras! con diferencias absolutamente imperceptibles para el sencillo oído hispano. Yo trato de pronunciar las vocales y, según Erika, mi profesora y ahora esposa, siempre me equivoco porque pronuncio la a abierta donde debería ir la inconcebible a contraanterior, y la o corta donde debería sonar una diáfana ö intermedia vibrante simple (vaya uno a saber qué contorsión de lengua implica eso). Resulta que el secreto no está en abrir más la boca ni en juntar más los dientes, tampoco en pronunciar la letra durante un segundo más, ni siquiera basta con hacer descender la glotis; simplemente esos registros no están en mí, y máximo llegaré a una vulgar imitación que mi familia política habrá de soportar con serenidad.

Como nosotros, los húngaros tienen el sonido de la eñe y lo representan con ny, pero va cerrando sílabas e incluso llegan a la inverosímil doble eñe al final de una palabra: könny: «lágrima».

Podemos decir que formar los gentilicios es simple: tan sólo agregar una i al final. «Colombia» se escribe Kolumbia, y «colombiano», kolumbiai. Hasta ahí, fácil. El problema es que muchísimos topónimos que en todas las otras lenguas de Occidente son parecidos, aquí son únicos, empezando por el mismo nombre del país: Hungría en húngaro se dice Magyarország (magyar es la tribu primigenia y ország es «país de los»), Italia es Olaszország, Grecia es Görögország y Croacia es Horvátország, por ejemplo.

El húngaro le ha regalado al español seis palabras, de las cuales cuatro no nos sirven para nada, a menos que uno suela contar anécdotas del tipo: «El húsar se despojó de su chacó magiar antes de bailar una alegre czarda» (¿qué hace una «c» seguida de una «z» en español? Ni idea, pero ahí aparece en los diccionarios). Las otras dos palabras, en cambio, son muy comunes: «páprika» y «coche». La primera es el símbolo de Hungría y aparece, cómo no, hasta en la sopa. En cuanto a la segunda, ese sinónimo de «carro» que nos han querido implantar los doblajes mexicanos viene del húngaro kocsi y por extensión también la palabra «cochera», para no decir «garaje».

En contraprestación, nosotros le hemos dado por lo menos cuatro palabras al húngaro; las de siempre, las que el español les ha brindado a todos los demás idiomas: «vainilla», «toreador», «macho» y «conquistador» (suficientes para mi buena fama en las calles de Kiskunhalas).

Hace unos días, al comienzo de un viaje de 14 horas en carro (ésa es la distancia que hay entre «el Corazón de Europa» y la playa), mi pequeña sobrina me preguntó cuántas palabras sabía en húngaro. Como el viaje iba para largo, empecé, papel y lápiz en mano, a hacer la lista, y llegué a la muy envidiable cifra de 83 palabras (y en húngaro no se puede hacer trampa contando los diminutivos), las cuales, sumadas a las casi dos docenas que he aprendido desde entonces, indican que reconozco y casi pronuncio unas 108 palabras en húngaro. Así, a pesar de lo complicado que ha sido comunicarme aquí, esto significa que hablo más húngaro que la mayoría de colombianos juntos. Aún más, hablo más húngaro que el 99,78% de la población mundial y, por si fuera poco, me voy ganando el respeto del Patas, que no es cualquier cosa.
 
Sziasztok!